Ser cristiano converso en Egipto,o como salvar el pellejo
de los imanes, de las ulemas y de los fanáticos.
La vida de Mohammed Higazi se ha convertido en una auténtica odisea desde que solicitó al gobierno egipcio que cambiara su religión en sus documentos de identidad de aquel país.

"Ahora me escondo lejos de la mirada de los servicios de seguridad y de la gente...Recibo amenazas de muerte en mi teléfono móvil. Cada vez que cambio de número algunos fanáticos lo consiguen y me llaman para decir que me liquidarán". El peligro no sólo proviene de los fanáticos integristas, sino de ciudadano musulmán normal, que quiera congraciarse con las autoridades religiosas.
El padre de Caterina, Ali Kamel Suleimania, anunció que quiere iniciar un proceso para separar al matrimonio: “Quiero que los jueces les obliguen a divorciarse y que mi hija vuelva a mi casa, aunque sea muerta”, declaró al diario independiente Al Dostur. Conmovedor amor de padre...
El pronunciamiento de los ulemas ha sido unánime sobre la “necesidad de matar al apóstata”.
La Constitución egipcia proclama la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin distinciones de lengua, raza o religión. El sistema jurídico, sin embargo, está islamizado: en 1971 el Tribunal constitucional estableció que "el Islam es la religión del Estado y cualquier ley contraria al Islam es contraria a la Constitución". El proselitismo cristiano no está prohibido formalmente, pero un artículo del Código Penal, que castiga las acciones contra la paz social, se usa contra los musulmanes convertidos al cristianismo.
Etiquetas: condena, conversion, cristianismo, higazi, islam, mohamed, muerte
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