Segundo mito: el islam es una fe tolerante (III)

-El programa del Movimiento es el Islam (art.1)
-La estructura básica del Movimiento de Resistencia Islámica consiste en musulmanes que (...) temen a Alá y alzan la bandera de la Jihad en la cara de los opresores, de modo de liberar la tierra y al pueblo de su suciedad, vileza y maldad (...). (art. 3)
-El Movimiento de Resistencia Islámica cree que la tierra de Palestina es un Waqf (lugar sagrado) islámico, consagrado para las futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio. Esta, o cualquier parte de ella, no debe ser (...) entregada. Ningún país árabe (...), ningún rey o presidente (...), ninguna organización (...), sea palestina o árabe, tiene el derecho de hacerlo. (...) Esta es la ley que gobierna la tierra de Palestina en la Sharia (ley) islámica y lo mismo vale para cualquier tierra que los musulmanes hayan conquistado (...). (art. 11) (DESPIERTA, ESPAÑA, QUE TÚ SIGUES!)
-El Movimiento de Resistencia Islámica es un movimiento humanista. Protege los derechos humanos y está guiado por la tolerancia islámica cuando trata con seguidores de otras religiones. (...) Bajo el ala del islam es posible que los seguidores de las tres religiones -islam, cristianismo y judaísmo- coexistan (...). La paz y la tranquilidad no serán posibles sino bajo el ala del islam. El deber de los seguidores de otras religiones es dejar de disputar la soberanía del islam en esta región porque el día que (ellos) deban hacerse cargo, no habrá más que matanza, desplazamiento y terror. (...)
Independientemente de la clarísima amenaza -repetida cientos de veces- hacia España, ¿qué significa realmente VIVIR BAJO EL ALA DEL ISLAM?
Algunos idiotas útiles dicen que la dimma no estuvo tan mal, y suelen apoyarse en testimonios como el de Teodosio, patriarca de Jerusalén en una época en que aparentemente el maltrato hacia los ínfieles no era tan marcado: "son justos y no nos hacen nada malo ni ejercen ningún tipo de violencia sobre nosotros".
El historiador y sociólogo musulmán del siglo XIV, Ibn Jaldún, explicaba sobre las opciones de los infieles que "se trata de [que elijan entre] la conversión al islma, el pago del tributo o la muerte".
Esta opresión ejercida a través de la dimma sobre los cristianos y judíos fue la que llevó a los griegos a rebelarse contra los otomanos y luchar por su independencia en 1821. Según Apostolos Vacolopolous, la brutalidad del régimen autocrático otomano, que se caracterizaba por la expoliación económica, la decadencia intelectual y el retroceso cultural, y que se traducía en impuestos ilegales, trabajo forzado, persecuciones, violencia, encarcelamientos, asesinatos, secuestro de niñas y niños para ser confinados en harenes turcos, entre otras perversidades y lujurias, constituyó un reto constante al instinto de conservación y un desafío a cualquier sentido de la decencia humana. Los griegos experimentaron todo tipo de humillaciones e insultos, y su angustia y frustración los llevó a optar por la rebelión armada.
Tal vez estemos hoy como los griegos en 1453. Tal vez tengamos -como durante la Reconquista o la revolución griega de 1821- que volver a reaccionar después de sufrir atrocidades.
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